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Título : ¡Bernabé, Bernabé! Tipo de documento: texto impreso Autores: Tomás de Mattos, Autor Editorial: Montevideo : Ediciones de la Banda Oriental Fecha de publicación: 1992 Número de páginas: 157 p Idioma : Español (spa) Palabras clave: LITERATURA URUGUAYA NARRATIVA HISTÓRICA Resumen: Entre abril y agosto de 1831, pocos meses después de la iniciación constitucional de la república del Uruguay, se llevó a cabo una matanza de indios charrúas que diezmó la población indígena, hasta ese momento aliada de las huestes independistas de José Gervasio Artigas. El sobrino del Presidente Fructuoso Rivera, el Coronel Bernabé Rivera, fue el encargado de organizar la emboscada que exterminó a los que habían sido hasta ese momento sus aliados. Los sobrevivientes fueron conducidos a Montevideo como prisioneros y las mujeres y niños entregados a familias para su «cristianización». Algunos fueron cedidos a un francés que los exhibió en ferias y circos europeos. Meses después, siempre en campaña contra algunas tribus dispersas, Bernabé murió en combate a orillas del río Cuareim.
Conocido como uno de los episodios más sombríos de la historia del Uruguay —silenciado por unos, presentado como irremediable en el proceso de civilización del país o denunciado por otros como un planificado exterminio— Tomás de Mattos lo retoma en ¡Bernabé, Bernabé! (1988) para construir una novela histórica o «crónica novelada» —como ambiguamente la caracteriza— donde, a partir del intrincado entrecruzamiento de lo real y lo ficticio, sugiere que el heroísmo puede encubrir actos criminales, según el punto de vista o el momento desde el que se reconstruye la historia.
Para ello, maneja tiempos y voces diferentes: el de un prólogo identificado solo por las iniciales de su autor, MMR, datado en octubre de 1946, donde se afirma haber rescatado el manuscrito de una extensa epístola fechada en septiembre de 1885 de Josefina Péguy, viuda de un prohombre y escritora aficionada, que había investigado en el archivo familiar de los Narbondo la masacre acaecida cincuenta y cuatro años atrás. Más de un siglo separan los testimonios que se confrontan en las páginas de la misiva que le envía a Federico Silva, dueño del periódico El indiscreto de Tacuarembó.
«Nadie me conoce, soy mujer y a nada represento», se dice, aunque deba dejarse de «feminiles disquisiciones» para enfrentarse a su padre, a su esposo, a los políticos y militares que sostienen que Bernabé Rivera era de «estirpe homérica» y que los crímenes en los parajes de Salsipuedes y Mataojo fueron «el inexorable desenlace de una guerra de más de tres siglos» en la que se dirimía un irremediable conflicto entre la civilización y la barbarie. «Para los charrúas —afirma el sargento Gabiano —voz alineada con los verdugos y siempre dispuesto a ejecutar órdenes— la libertad era la perduración del Desierto: tierra sin cultivar, ganado sin cuidar, barbarie compartida», mientras que para ellos «la libertad era la posibilidad irrestricta de que cada ciudadano volcase el mayor esfuerzo para el progreso de su familia», antinomia que la tía Emilia resume afirmando que «la civilización y la barbarie se define en términos de limpieza, decencia y religión». Por el contrario su sobrina Josefina se avergüenza de que «nuestro Estado, tan liberal y republicano» ejecutara en menos de dos años la «masacre que los godos no osaron cometer en más de tres siglos». En efecto, no dejaba de ser contradictorio que el Uruguay independiente hubiera terminado con la pacífica coexistencia del régimen colonial español.
¡Bernabé, Bernabé! no es, sin embargo, una novela de denuncia maniquea. Por el contrario, explora sutilmente como en la guerra se pueden cometer atrocidades bajo la convicción de que se está haciendo lo justo, algo heroico de lo que no hay porque lamentarse. Las creencias políticas o religiosas impiden percibir que se ha cometido un crimen, al que fácilmente se transforma en «acto de guerra», en algo necesario o inevitable. En algunos casos, basta refugiarse en el hecho de que se han cumplido órdenes con lealtad para disipar toda sombra de arrepentimiento. Un argumento que —como recuerda el prologuista MMR— se esgrimió en los procesos de Nuremberg.
Tomás de Mattos, al proponer una reflexión sobre el poder al modo de Joseph Conrad (un autor que admira y cuya influencia no niega), inscribe ¡Bernabé, Bernabé! en lo mejor de la renovación de la novela histórica latinoamericana contemporánea: la que cuestiona sin dogmatismo las verdades de «la historia oficial.»¡Bernabé, Bernabé! [texto impreso] / Tomás de Mattos, Autor . - Montevideo : Ediciones de la Banda Oriental, 1992 . - 157 p.
Idioma : Español (spa)
Palabras clave: LITERATURA URUGUAYA NARRATIVA HISTÓRICA Resumen: Entre abril y agosto de 1831, pocos meses después de la iniciación constitucional de la república del Uruguay, se llevó a cabo una matanza de indios charrúas que diezmó la población indígena, hasta ese momento aliada de las huestes independistas de José Gervasio Artigas. El sobrino del Presidente Fructuoso Rivera, el Coronel Bernabé Rivera, fue el encargado de organizar la emboscada que exterminó a los que habían sido hasta ese momento sus aliados. Los sobrevivientes fueron conducidos a Montevideo como prisioneros y las mujeres y niños entregados a familias para su «cristianización». Algunos fueron cedidos a un francés que los exhibió en ferias y circos europeos. Meses después, siempre en campaña contra algunas tribus dispersas, Bernabé murió en combate a orillas del río Cuareim.
Conocido como uno de los episodios más sombríos de la historia del Uruguay —silenciado por unos, presentado como irremediable en el proceso de civilización del país o denunciado por otros como un planificado exterminio— Tomás de Mattos lo retoma en ¡Bernabé, Bernabé! (1988) para construir una novela histórica o «crónica novelada» —como ambiguamente la caracteriza— donde, a partir del intrincado entrecruzamiento de lo real y lo ficticio, sugiere que el heroísmo puede encubrir actos criminales, según el punto de vista o el momento desde el que se reconstruye la historia.
Para ello, maneja tiempos y voces diferentes: el de un prólogo identificado solo por las iniciales de su autor, MMR, datado en octubre de 1946, donde se afirma haber rescatado el manuscrito de una extensa epístola fechada en septiembre de 1885 de Josefina Péguy, viuda de un prohombre y escritora aficionada, que había investigado en el archivo familiar de los Narbondo la masacre acaecida cincuenta y cuatro años atrás. Más de un siglo separan los testimonios que se confrontan en las páginas de la misiva que le envía a Federico Silva, dueño del periódico El indiscreto de Tacuarembó.
«Nadie me conoce, soy mujer y a nada represento», se dice, aunque deba dejarse de «feminiles disquisiciones» para enfrentarse a su padre, a su esposo, a los políticos y militares que sostienen que Bernabé Rivera era de «estirpe homérica» y que los crímenes en los parajes de Salsipuedes y Mataojo fueron «el inexorable desenlace de una guerra de más de tres siglos» en la que se dirimía un irremediable conflicto entre la civilización y la barbarie. «Para los charrúas —afirma el sargento Gabiano —voz alineada con los verdugos y siempre dispuesto a ejecutar órdenes— la libertad era la perduración del Desierto: tierra sin cultivar, ganado sin cuidar, barbarie compartida», mientras que para ellos «la libertad era la posibilidad irrestricta de que cada ciudadano volcase el mayor esfuerzo para el progreso de su familia», antinomia que la tía Emilia resume afirmando que «la civilización y la barbarie se define en términos de limpieza, decencia y religión». Por el contrario su sobrina Josefina se avergüenza de que «nuestro Estado, tan liberal y republicano» ejecutara en menos de dos años la «masacre que los godos no osaron cometer en más de tres siglos». En efecto, no dejaba de ser contradictorio que el Uruguay independiente hubiera terminado con la pacífica coexistencia del régimen colonial español.
¡Bernabé, Bernabé! no es, sin embargo, una novela de denuncia maniquea. Por el contrario, explora sutilmente como en la guerra se pueden cometer atrocidades bajo la convicción de que se está haciendo lo justo, algo heroico de lo que no hay porque lamentarse. Las creencias políticas o religiosas impiden percibir que se ha cometido un crimen, al que fácilmente se transforma en «acto de guerra», en algo necesario o inevitable. En algunos casos, basta refugiarse en el hecho de que se han cumplido órdenes con lealtad para disipar toda sombra de arrepentimiento. Un argumento que —como recuerda el prologuista MMR— se esgrimió en los procesos de Nuremberg.
Tomás de Mattos, al proponer una reflexión sobre el poder al modo de Joseph Conrad (un autor que admira y cuya influencia no niega), inscribe ¡Bernabé, Bernabé! en lo mejor de la renovación de la novela histórica latinoamericana contemporánea: la que cuestiona sin dogmatismo las verdades de «la historia oficial.»Reserva
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Código de barras Signatura Tipo de medio Ubicación Sección Estado 19537 M LITERATURA URUGUAYA Libro Biblioteca José Artigas Maldonado Literatura Disponible SC7649 DEM Libro Biblioteca San Carlos Pantaleón Sosa Literatura Disponible
Título : ¡Bernabé, Bernabé! Tipo de documento: texto impreso Autores: Tomás de Mattos Editorial: Montevideo : Ediciones de la Banda Oriental Fecha de publicación: 2004 Número de páginas: 346 p ISBN/ISSN/DL: 978-9974-671-93-5 Idioma : Español (spa) Palabras clave: LITERATURA URUGUAYA NARRATIVA HISTÓRICA Clasificación: M LITERATURA URUGUAYA Resumen: Entre abril y agosto de 1831, pocos meses después de la iniciación constitucional de la república del Uruguay, se llevó a cabo una matanza de indios charrúas que diezmó la población indígena, hasta ese momento aliada de las huestes independistas de José Gervasio Artigas. El sobrino del Presidente Fructuoso Rivera, el Coronel Bernabé Rivera, fue el encargado de organizar la emboscada que exterminó a los que habían sido hasta ese momento sus aliados. Los sobrevivientes fueron conducidos a Montevideo como prisioneros y las mujeres y niños entregados a familias para su «cristianización». Algunos fueron cedidos a un francés que los exhibió en ferias y circos europeos. Meses después, siempre en campaña contra algunas tribus dispersas, Bernabé murió en combate a orillas del río Cuareim.
Conocido como uno de los episodios más sombríos de la historia del Uruguay —silenciado por unos, presentado como irremediable en el proceso de civilización del país o denunciado por otros como un planificado exterminio— Tomás de Mattos lo retoma en ¡Bernabé, Bernabé! (1988) para construir una novela histórica o «crónica novelada» —como ambiguamente la caracteriza— donde, a partir del intrincado entrecruzamiento de lo real y lo ficticio, sugiere que el heroísmo puede encubrir actos criminales, según el punto de vista o el momento desde el que se reconstruye la historia.
Para ello, maneja tiempos y voces diferentes: el de un prólogo identificado solo por las iniciales de su autor, MMR, datado en octubre de 1946, donde se afirma haber rescatado el manuscrito de una extensa epístola fechada en septiembre de 1885 de Josefina Péguy, viuda de un prohombre y escritora aficionada, que había investigado en el archivo familiar de los Narbondo la masacre acaecida cincuenta y cuatro años atrás. Más de un siglo separan los testimonios que se confrontan en las páginas de la misiva que le envía a Federico Silva, dueño del periódico El indiscreto de Tacuarembó.
«Nadie me conoce, soy mujer y a nada represento», se dice, aunque deba dejarse de «feminiles disquisiciones» para enfrentarse a su padre, a su esposo, a los políticos y militares que sostienen que Bernabé Rivera era de «estirpe homérica» y que los crímenes en los parajes de Salsipuedes y Mataojo fueron «el inexorable desenlace de una guerra de más de tres siglos» en la que se dirimía un irremediable conflicto entre la civilización y la barbarie. «Para los charrúas —afirma el sargento Gabiano —voz alineada con los verdugos y siempre dispuesto a ejecutar órdenes— la libertad era la perduración del Desierto: tierra sin cultivar, ganado sin cuidar, barbarie compartida», mientras que para ellos «la libertad era la posibilidad irrestricta de que cada ciudadano volcase el mayor esfuerzo para el progreso de su familia», antinomia que la tía Emilia resume afirmando que «la civilización y la barbarie se define en términos de limpieza, decencia y religión». Por el contrario su sobrina Josefina se avergüenza de que «nuestro Estado, tan liberal y republicano» ejecutara en menos de dos años la «masacre que los godos no osaron cometer en más de tres siglos». En efecto, no dejaba de ser contradictorio que el Uruguay independiente hubiera terminado con la pacífica coexistencia del régimen colonial español.
¡Bernabé, Bernabé! no es, sin embargo, una novela de denuncia maniquea. Por el contrario, explora sutilmente como en la guerra se pueden cometer atrocidades bajo la convicción de que se está haciendo lo justo, algo heroico de lo que no hay porque lamentarse. Las creencias políticas o religiosas impiden percibir que se ha cometido un crimen, al que fácilmente se transforma en «acto de guerra», en algo necesario o inevitable. En algunos casos, basta refugiarse en el hecho de que se han cumplido órdenes con lealtad para disipar toda sombra de arrepentimiento. Un argumento que —como recuerda el prologuista MMR— se esgrimió en los procesos de Nuremberg.
Tomás de Mattos, al proponer una reflexión sobre el poder al modo de Joseph Conrad (un autor que admira y cuya influencia no niega), inscribe ¡Bernabé, Bernabé! en lo mejor de la renovación de la novela histórica latinoamericana contemporánea: la que cuestiona sin dogmatismo las verdades de «la historia oficial.»¡Bernabé, Bernabé! [texto impreso] / Tomás de Mattos . - Montevideo : Ediciones de la Banda Oriental, 2004 . - 346 p.
ISBN : 978-9974-671-93-5
Idioma : Español (spa)
Palabras clave: LITERATURA URUGUAYA NARRATIVA HISTÓRICA Clasificación: M LITERATURA URUGUAYA Resumen: Entre abril y agosto de 1831, pocos meses después de la iniciación constitucional de la república del Uruguay, se llevó a cabo una matanza de indios charrúas que diezmó la población indígena, hasta ese momento aliada de las huestes independistas de José Gervasio Artigas. El sobrino del Presidente Fructuoso Rivera, el Coronel Bernabé Rivera, fue el encargado de organizar la emboscada que exterminó a los que habían sido hasta ese momento sus aliados. Los sobrevivientes fueron conducidos a Montevideo como prisioneros y las mujeres y niños entregados a familias para su «cristianización». Algunos fueron cedidos a un francés que los exhibió en ferias y circos europeos. Meses después, siempre en campaña contra algunas tribus dispersas, Bernabé murió en combate a orillas del río Cuareim.
Conocido como uno de los episodios más sombríos de la historia del Uruguay —silenciado por unos, presentado como irremediable en el proceso de civilización del país o denunciado por otros como un planificado exterminio— Tomás de Mattos lo retoma en ¡Bernabé, Bernabé! (1988) para construir una novela histórica o «crónica novelada» —como ambiguamente la caracteriza— donde, a partir del intrincado entrecruzamiento de lo real y lo ficticio, sugiere que el heroísmo puede encubrir actos criminales, según el punto de vista o el momento desde el que se reconstruye la historia.
Para ello, maneja tiempos y voces diferentes: el de un prólogo identificado solo por las iniciales de su autor, MMR, datado en octubre de 1946, donde se afirma haber rescatado el manuscrito de una extensa epístola fechada en septiembre de 1885 de Josefina Péguy, viuda de un prohombre y escritora aficionada, que había investigado en el archivo familiar de los Narbondo la masacre acaecida cincuenta y cuatro años atrás. Más de un siglo separan los testimonios que se confrontan en las páginas de la misiva que le envía a Federico Silva, dueño del periódico El indiscreto de Tacuarembó.
«Nadie me conoce, soy mujer y a nada represento», se dice, aunque deba dejarse de «feminiles disquisiciones» para enfrentarse a su padre, a su esposo, a los políticos y militares que sostienen que Bernabé Rivera era de «estirpe homérica» y que los crímenes en los parajes de Salsipuedes y Mataojo fueron «el inexorable desenlace de una guerra de más de tres siglos» en la que se dirimía un irremediable conflicto entre la civilización y la barbarie. «Para los charrúas —afirma el sargento Gabiano —voz alineada con los verdugos y siempre dispuesto a ejecutar órdenes— la libertad era la perduración del Desierto: tierra sin cultivar, ganado sin cuidar, barbarie compartida», mientras que para ellos «la libertad era la posibilidad irrestricta de que cada ciudadano volcase el mayor esfuerzo para el progreso de su familia», antinomia que la tía Emilia resume afirmando que «la civilización y la barbarie se define en términos de limpieza, decencia y religión». Por el contrario su sobrina Josefina se avergüenza de que «nuestro Estado, tan liberal y republicano» ejecutara en menos de dos años la «masacre que los godos no osaron cometer en más de tres siglos». En efecto, no dejaba de ser contradictorio que el Uruguay independiente hubiera terminado con la pacífica coexistencia del régimen colonial español.
¡Bernabé, Bernabé! no es, sin embargo, una novela de denuncia maniquea. Por el contrario, explora sutilmente como en la guerra se pueden cometer atrocidades bajo la convicción de que se está haciendo lo justo, algo heroico de lo que no hay porque lamentarse. Las creencias políticas o religiosas impiden percibir que se ha cometido un crimen, al que fácilmente se transforma en «acto de guerra», en algo necesario o inevitable. En algunos casos, basta refugiarse en el hecho de que se han cumplido órdenes con lealtad para disipar toda sombra de arrepentimiento. Un argumento que —como recuerda el prologuista MMR— se esgrimió en los procesos de Nuremberg.
Tomás de Mattos, al proponer una reflexión sobre el poder al modo de Joseph Conrad (un autor que admira y cuya influencia no niega), inscribe ¡Bernabé, Bernabé! en lo mejor de la renovación de la novela histórica latinoamericana contemporánea: la que cuestiona sin dogmatismo las verdades de «la historia oficial.»Reserva
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Título : ¡Bernabé, Bernabé! Tipo de documento: texto impreso Autores: Tomás de Mattos, Autor Mención de edición: 4ed Editorial: Montevideo : Ediciones de la Banda Oriental Fecha de publicación: 1997 Número de páginas: 166 p Idioma : Español (spa) Palabras clave: LITERATURA URUGUAYA NARRATIVA HISTÓRICA Clasificación: M LITERATURA URUGUAYA Resumen: Entre abril y agosto de 1831, pocos meses después de la iniciación constitucional de la república del Uruguay, se llevó a cabo una matanza de indios charrúas que diezmó la población indígena, hasta ese momento aliada de las huestes independistas de José Gervasio Artigas. El sobrino del Presidente Fructuoso Rivera, el Coronel Bernabé Rivera, fue el encargado de organizar la emboscada que exterminó a los que habían sido hasta ese momento sus aliados. Los sobrevivientes fueron conducidos a Montevideo como prisioneros y las mujeres y niños entregados a familias para su «cristianización». Algunos fueron cedidos a un francés que los exhibió en ferias y circos europeos. Meses después, siempre en campaña contra algunas tribus dispersas, Bernabé murió en combate a orillas del río Cuareim.
Conocido como uno de los episodios más sombríos de la historia del Uruguay —silenciado por unos, presentado como irremediable en el proceso de civilización del país o denunciado por otros como un planificado exterminio— Tomás de Mattos lo retoma en ¡Bernabé, Bernabé! (1988) para construir una novela histórica o «crónica novelada» —como ambiguamente la caracteriza— donde, a partir del intrincado entrecruzamiento de lo real y lo ficticio, sugiere que el heroísmo puede encubrir actos criminales, según el punto de vista o el momento desde el que se reconstruye la historia.
Para ello, maneja tiempos y voces diferentes: el de un prólogo identificado solo por las iniciales de su autor, MMR, datado en octubre de 1946, donde se afirma haber rescatado el manuscrito de una extensa epístola fechada en septiembre de 1885 de Josefina Péguy, viuda de un prohombre y escritora aficionada, que había investigado en el archivo familiar de los Narbondo la masacre acaecida cincuenta y cuatro años atrás. Más de un siglo separan los testimonios que se confrontan en las páginas de la misiva que le envía a Federico Silva, dueño del periódico El indiscreto de Tacuarembó.
«Nadie me conoce, soy mujer y a nada represento», se dice, aunque deba dejarse de «feminiles disquisiciones» para enfrentarse a su padre, a su esposo, a los políticos y militares que sostienen que Bernabé Rivera era de «estirpe homérica» y que los crímenes en los parajes de Salsipuedes y Mataojo fueron «el inexorable desenlace de una guerra de más de tres siglos» en la que se dirimía un irremediable conflicto entre la civilización y la barbarie. «Para los charrúas —afirma el sargento Gabiano —voz alineada con los verdugos y siempre dispuesto a ejecutar órdenes— la libertad era la perduración del Desierto: tierra sin cultivar, ganado sin cuidar, barbarie compartida», mientras que para ellos «la libertad era la posibilidad irrestricta de que cada ciudadano volcase el mayor esfuerzo para el progreso de su familia», antinomia que la tía Emilia resume afirmando que «la civilización y la barbarie se define en términos de limpieza, decencia y religión». Por el contrario su sobrina Josefina se avergüenza de que «nuestro Estado, tan liberal y republicano» ejecutara en menos de dos años la «masacre que los godos no osaron cometer en más de tres siglos». En efecto, no dejaba de ser contradictorio que el Uruguay independiente hubiera terminado con la pacífica coexistencia del régimen colonial español.
¡Bernabé, Bernabé! no es, sin embargo, una novela de denuncia maniquea. Por el contrario, explora sutilmente como en la guerra se pueden cometer atrocidades bajo la convicción de que se está haciendo lo justo, algo heroico de lo que no hay porque lamentarse. Las creencias políticas o religiosas impiden percibir que se ha cometido un crimen, al que fácilmente se transforma en «acto de guerra», en algo necesario o inevitable. En algunos casos, basta refugiarse en el hecho de que se han cumplido órdenes con lealtad para disipar toda sombra de arrepentimiento. Un argumento que —como recuerda el prologuista MMR— se esgrimió en los procesos de Nuremberg.
Tomás de Mattos, al proponer una reflexión sobre el poder al modo de Joseph Conrad (un autor que admira y cuya influencia no niega), inscribe ¡Bernabé, Bernabé! en lo mejor de la renovación de la novela histórica latinoamericana contemporánea: la que cuestiona sin dogmatismo las verdades de «la historia oficial.»¡Bernabé, Bernabé! [texto impreso] / Tomás de Mattos, Autor . - 4ed . - Montevideo : Ediciones de la Banda Oriental, 1997 . - 166 p.
Idioma : Español (spa)
Palabras clave: LITERATURA URUGUAYA NARRATIVA HISTÓRICA Clasificación: M LITERATURA URUGUAYA Resumen: Entre abril y agosto de 1831, pocos meses después de la iniciación constitucional de la república del Uruguay, se llevó a cabo una matanza de indios charrúas que diezmó la población indígena, hasta ese momento aliada de las huestes independistas de José Gervasio Artigas. El sobrino del Presidente Fructuoso Rivera, el Coronel Bernabé Rivera, fue el encargado de organizar la emboscada que exterminó a los que habían sido hasta ese momento sus aliados. Los sobrevivientes fueron conducidos a Montevideo como prisioneros y las mujeres y niños entregados a familias para su «cristianización». Algunos fueron cedidos a un francés que los exhibió en ferias y circos europeos. Meses después, siempre en campaña contra algunas tribus dispersas, Bernabé murió en combate a orillas del río Cuareim.
Conocido como uno de los episodios más sombríos de la historia del Uruguay —silenciado por unos, presentado como irremediable en el proceso de civilización del país o denunciado por otros como un planificado exterminio— Tomás de Mattos lo retoma en ¡Bernabé, Bernabé! (1988) para construir una novela histórica o «crónica novelada» —como ambiguamente la caracteriza— donde, a partir del intrincado entrecruzamiento de lo real y lo ficticio, sugiere que el heroísmo puede encubrir actos criminales, según el punto de vista o el momento desde el que se reconstruye la historia.
Para ello, maneja tiempos y voces diferentes: el de un prólogo identificado solo por las iniciales de su autor, MMR, datado en octubre de 1946, donde se afirma haber rescatado el manuscrito de una extensa epístola fechada en septiembre de 1885 de Josefina Péguy, viuda de un prohombre y escritora aficionada, que había investigado en el archivo familiar de los Narbondo la masacre acaecida cincuenta y cuatro años atrás. Más de un siglo separan los testimonios que se confrontan en las páginas de la misiva que le envía a Federico Silva, dueño del periódico El indiscreto de Tacuarembó.
«Nadie me conoce, soy mujer y a nada represento», se dice, aunque deba dejarse de «feminiles disquisiciones» para enfrentarse a su padre, a su esposo, a los políticos y militares que sostienen que Bernabé Rivera era de «estirpe homérica» y que los crímenes en los parajes de Salsipuedes y Mataojo fueron «el inexorable desenlace de una guerra de más de tres siglos» en la que se dirimía un irremediable conflicto entre la civilización y la barbarie. «Para los charrúas —afirma el sargento Gabiano —voz alineada con los verdugos y siempre dispuesto a ejecutar órdenes— la libertad era la perduración del Desierto: tierra sin cultivar, ganado sin cuidar, barbarie compartida», mientras que para ellos «la libertad era la posibilidad irrestricta de que cada ciudadano volcase el mayor esfuerzo para el progreso de su familia», antinomia que la tía Emilia resume afirmando que «la civilización y la barbarie se define en términos de limpieza, decencia y religión». Por el contrario su sobrina Josefina se avergüenza de que «nuestro Estado, tan liberal y republicano» ejecutara en menos de dos años la «masacre que los godos no osaron cometer en más de tres siglos». En efecto, no dejaba de ser contradictorio que el Uruguay independiente hubiera terminado con la pacífica coexistencia del régimen colonial español.
¡Bernabé, Bernabé! no es, sin embargo, una novela de denuncia maniquea. Por el contrario, explora sutilmente como en la guerra se pueden cometer atrocidades bajo la convicción de que se está haciendo lo justo, algo heroico de lo que no hay porque lamentarse. Las creencias políticas o religiosas impiden percibir que se ha cometido un crimen, al que fácilmente se transforma en «acto de guerra», en algo necesario o inevitable. En algunos casos, basta refugiarse en el hecho de que se han cumplido órdenes con lealtad para disipar toda sombra de arrepentimiento. Un argumento que —como recuerda el prologuista MMR— se esgrimió en los procesos de Nuremberg.
Tomás de Mattos, al proponer una reflexión sobre el poder al modo de Joseph Conrad (un autor que admira y cuya influencia no niega), inscribe ¡Bernabé, Bernabé! en lo mejor de la renovación de la novela histórica latinoamericana contemporánea: la que cuestiona sin dogmatismo las verdades de «la historia oficial.»Reserva
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Código de barras Signatura Tipo de medio Ubicación Sección Estado 52317 M LITERATURA URUGUAYA Libro Biblioteca José Artigas Maldonado Literatura Disponible
Título : La caída de Arturo Tipo de documento: texto impreso Autores: J.R.R Tolkien Editorial: Buenos Aires : Minotauro Fecha de publicación: 2013 Número de páginas: 256 p ISBN/ISSN/DL: 978-950-547-157-7 Idioma : Español (spa) Palabras clave: LITERATURA INGLESA POESÍA EN PROSA FANTASÍA NARRATIVA HISTÓRICA Clasificación: T 15 Resumen: La Caída de Arturo, de J. R. R. Tolkien y editado por Christopher Tolkien, autor de otras novelas de éxito de narrativa fantástica como Cuentos inconclusos de númenor y la Tierra Media o Los hijos de Húrin, es la única incursión de J. R. R. Tolkien en las leyendas del rey Arturo de Bretaña, y puede ser considerado su mayor logro en el uso del metro aliterado en inglés antiguo. Una obra en la que consiguió comunicar la sensación de inevitabilidad y de gravedad de los acontecimientos: de la expedición de Arturo a las lejanas tierras paganas, de la huida de la reina Ginebra de Camelot, de la gran batalla naval al regreso de Arturo a Bretaña. Al poema en sí se suma el valor añadido de incluir tres ensayos que exploran el mundo literario del rey Arturo, indagan en el significado del poema y detallan los fascinantes puntos en común que existen entre La Caída de Arturo y El Silmarillion. J. R. R. Tolkien, además de por su larga y prestigiosa carrera académica, es conocido por ser el creador de El Hobbit, El Señor de los Anillos y El Silmarillion. Christopher Tolkien es el tercer hijo de J. R. R. Tolkien y fue elegido por su padre para ser su albacea literario. Tras la muerte de éste se consagró a editar y publicar sus escritos inéditos.
Desgraciadamente, La Caída de Arturo fue uno de los extensos poemas narrativos que Tolkien abandonó durante aquel período, probablemente en 1937, el año de la publicación de El Hobbit y de los primeros albores de El Señor de los Anillos. Junto al texto del poema, se hallaron muchas páginas manuscritas, gran cantidad de borradores y diversos experimentos en verso en los que se revela la extraña evolución de la estructura del poema, junto con sinopsis en prosa, así como notas muy interesantes. En estas últimas, se pueden discernir claramente las asociaciones de la conclusión de Arturo con El Silmarillion, y el amargo final del amor de Lancelot y Ginebra, que nunca llegó a escribir.La caída de Arturo [texto impreso] / J.R.R Tolkien . - Buenos Aires : Minotauro, 2013 . - 256 p.
ISBN : 978-950-547-157-7
Idioma : Español (spa)
Palabras clave: LITERATURA INGLESA POESÍA EN PROSA FANTASÍA NARRATIVA HISTÓRICA Clasificación: T 15 Resumen: La Caída de Arturo, de J. R. R. Tolkien y editado por Christopher Tolkien, autor de otras novelas de éxito de narrativa fantástica como Cuentos inconclusos de númenor y la Tierra Media o Los hijos de Húrin, es la única incursión de J. R. R. Tolkien en las leyendas del rey Arturo de Bretaña, y puede ser considerado su mayor logro en el uso del metro aliterado en inglés antiguo. Una obra en la que consiguió comunicar la sensación de inevitabilidad y de gravedad de los acontecimientos: de la expedición de Arturo a las lejanas tierras paganas, de la huida de la reina Ginebra de Camelot, de la gran batalla naval al regreso de Arturo a Bretaña. Al poema en sí se suma el valor añadido de incluir tres ensayos que exploran el mundo literario del rey Arturo, indagan en el significado del poema y detallan los fascinantes puntos en común que existen entre La Caída de Arturo y El Silmarillion. J. R. R. Tolkien, además de por su larga y prestigiosa carrera académica, es conocido por ser el creador de El Hobbit, El Señor de los Anillos y El Silmarillion. Christopher Tolkien es el tercer hijo de J. R. R. Tolkien y fue elegido por su padre para ser su albacea literario. Tras la muerte de éste se consagró a editar y publicar sus escritos inéditos.
Desgraciadamente, La Caída de Arturo fue uno de los extensos poemas narrativos que Tolkien abandonó durante aquel período, probablemente en 1937, el año de la publicación de El Hobbit y de los primeros albores de El Señor de los Anillos. Junto al texto del poema, se hallaron muchas páginas manuscritas, gran cantidad de borradores y diversos experimentos en verso en los que se revela la extraña evolución de la estructura del poema, junto con sinopsis en prosa, así como notas muy interesantes. En estas últimas, se pueden discernir claramente las asociaciones de la conclusión de Arturo con El Silmarillion, y el amargo final del amor de Lancelot y Ginebra, que nunca llegó a escribir.Reserva
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Código de barras Signatura Tipo de medio Ubicación Sección Estado 49126 T 15 Libro Biblioteca José Artigas Maldonado Literatura Disponible
Título : La columna de Hierro Tipo de documento: texto impreso Autores: Taylor Caldwell, Autor Editorial: México : Océano Fecha de publicación: 1965 Número de páginas: 837 p ISBN/ISSN/DL: 978-970-777-120-8 Idioma : Español (spa) Palabras clave: LITERATURA INGLESA NARRATIVA HISTORICA Resumen: Escritor, político y orador, Marco Tulio Cicerón, pertenecía a una familia romana acomodada y fue uno de los hombres más brillantes de la época de Julio César, en el primer siglo antes de Cristo. Agudo analista del mundo que lo rodeaba, Cicerón fue también una persona adelantada a su tiempo cuya clarividencia le hizo ganarse tantos amigos como enemigos. Pero mas allá de la reconstrucción histórica fidedigna, La Columna de Hierro también es una apasionante novela donde se cruzan las intrigaspalaciegas, las pasiones y los crímenes donde salen a relucir las cuestiones que más preocupaban a Cicerón: la religión, la política y la guerra. Una apasionante recreación del Imperio Romano en toda su riqueza y esplendor. La columna de Hierro [texto impreso] / Taylor Caldwell, Autor . - México : Océano, 1965 . - 837 p.
ISBN : 978-970-777-120-8
Idioma : Español (spa)
Palabras clave: LITERATURA INGLESA NARRATIVA HISTORICA Resumen: Escritor, político y orador, Marco Tulio Cicerón, pertenecía a una familia romana acomodada y fue uno de los hombres más brillantes de la época de Julio César, en el primer siglo antes de Cristo. Agudo analista del mundo que lo rodeaba, Cicerón fue también una persona adelantada a su tiempo cuya clarividencia le hizo ganarse tantos amigos como enemigos. Pero mas allá de la reconstrucción histórica fidedigna, La Columna de Hierro también es una apasionante novela donde se cruzan las intrigaspalaciegas, las pasiones y los crímenes donde salen a relucir las cuestiones que más preocupaban a Cicerón: la religión, la política y la guerra. Una apasionante recreación del Imperio Romano en toda su riqueza y esplendor. Reserva
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