| Resumen: |
El cine es, entre otras cosas, una suma de recuerdos inventados y ajenos que, una vez que los vemos, nos pertenecen. Recordar una película es evocar una vivencia que, para bien o para mal, se imprime en nuestra mente y resurge luego convertida en algo que suele estar hecho con la materia de los sueños.
Desde El ciudadano a Mal día para pescar, desde 2001: Odisea del espacio a 25 Watts, en Olor a Cine Hugo Burel nos sugiere un recorrido por algunas obras del séptimo arte, en una selección tan personal como variada y enriquecedora. Con la destreza en el manejo del lenguaje que lo caracteriza, Burel nos acompaña a
recorrer escenas, lugaresAncla, personajes e historias que son también el reflejo de nuestra propia historia.
Casi todos los cinéfilos del mundo tenemos recuerdos parecidos de nuestros descubrimientos cinematográficos, barrios enteros llenos de cines donde veíamos películas en programa doble o triple, ya fuera en Montevideo, Buenos Aires, Roma o Madrid. En esas salas con grandes pantallas descubrimos nuevos mundos, personajes inolvidables, vivimos aventuras extraordinarias, reímos, lloramos y nos emocionamos cada fin de semana de nuestra juventud. Les sugiero que armen un ciclo con las películas que propone Hugo, que cada tarde o noche inviten a un amigo, a un amante, a una hija o un nieto y juntos descubran o recuerden las maravillas que Burel les comenta.
Apaguen las luces y dejen volar su imaginación.
Gerardo Herrero |
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