TÃtulo : |
Breve historia de la quimica |
Tipo de documento: |
texto impreso |
Autores: |
Isaac Asimov, Autor |
Editorial: |
Madrid : Alianza |
Fecha de publicación: |
1982 |
Número de páginas: |
248p |
ISBN/ISSN/DL: |
978-84-206-1580-6 |
Idioma : |
Español (spa) |
Palabras clave: |
LITERATURA ESTADOUNIDENSE QUIMICA |
Resumen: |
Los primeros hombres que empezaron a utilizar instrumentos se servÃan de la naturaleza tal como la encontraban. El fémur de un animal de buen tamaño o la rama arrancada de un árbol eran magnÃficas garrotas. Y, ¿qué mejor proyectil que una piedra?
Con el paso de los milenios, los hombres primitivos aprendieron a tallar las piedras, dándoles un borde cortante o una forma que permitiera asirlas fácilmente. El siguiente paso consistió en unir la piedra a un astil de madera tallado para este propósito. Pero, de todas formas, sus piedras talladas seguÃan siendo piedras, y su madera tallada seguÃa siendo madera.
Sin embargo, habÃa ocasiones en que la naturaleza de las cosas sà cambiaba. Un rayo podÃa incendiar un bosque y reducirlo a un montón de cenizas y restos pulverizados, que en nada recordaban a los árboles que habÃa antes en el mismo lugar. La carne conseguida mediante la caza podÃa estropearse y oler mal; y el jugo de las frutas podÃa agriarse con el tiempo, o convertirse en una bebida extrañamente estimulante. |
Breve historia de la quimica [texto impreso] / Isaac Asimov, Autor . - Madrid : Alianza, 1982 . - 248p. ISBN : 978-84-206-1580-6 Idioma : Español ( spa)
Palabras clave: |
LITERATURA ESTADOUNIDENSE QUIMICA |
Resumen: |
Los primeros hombres que empezaron a utilizar instrumentos se servÃan de la naturaleza tal como la encontraban. El fémur de un animal de buen tamaño o la rama arrancada de un árbol eran magnÃficas garrotas. Y, ¿qué mejor proyectil que una piedra?
Con el paso de los milenios, los hombres primitivos aprendieron a tallar las piedras, dándoles un borde cortante o una forma que permitiera asirlas fácilmente. El siguiente paso consistió en unir la piedra a un astil de madera tallado para este propósito. Pero, de todas formas, sus piedras talladas seguÃan siendo piedras, y su madera tallada seguÃa siendo madera.
Sin embargo, habÃa ocasiones en que la naturaleza de las cosas sà cambiaba. Un rayo podÃa incendiar un bosque y reducirlo a un montón de cenizas y restos pulverizados, que en nada recordaban a los árboles que habÃa antes en el mismo lugar. La carne conseguida mediante la caza podÃa estropearse y oler mal; y el jugo de las frutas podÃa agriarse con el tiempo, o convertirse en una bebida extrañamente estimulante. |
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