Título : |
El grito de la lechuza |
Tipo de documento: |
texto impreso |
Autores: |
Patricia Highsmith, Autor |
Editorial: |
Buenos Aires : Orbis |
Fecha de publicación: |
1983 |
Número de páginas: |
316p |
ISBN/ISSN/DL: |
978-950-614-189-9 |
Idioma : |
Español (spa) |
Resumen: |
Un hombre solitario conoce a una chica por la que experimenta una singular atracción. La chica ya tiene una relación con otro joven, pero como, sin embargo, no está segura de sus sentimientos hacia él, se acaba conformando entre ellos un peculiar triángulo amoroso. Con este manido argumento, se pueden escribir (y de hecho, se escriben) infinidad de novelas románticas. Si las ambientas en la campiña inglesa de comienzos del XIX y cuidas un poco la prosa, te sale una de Jane Austen. Si la llenas de highlanders cachotas y erotismo softcore, una de Monica McCarty, la reina de este subgénero. Y si los protagonistas son adolescentes cursis, que colocan candados en los puentes para inmortalizar su amor, marchando una de Federico Moccia… No, espera, que los personajes de El grito de la lechuza tienen tendencias depresivas e impulsos suicidas… No problem: entonces tienes una novela de Murakami. Que la chica se llame Naoko, Kokoro o algo parecido y solucionado.
Ay, amigos, pero no olvidemos que ésta es una novela de Patricia Highsmith, con lo que la cosa siempre es más complicada o, mejor dicho, más retorcida. Para empezar, el protagonista conoce a la chica porque ésta es el objeto de su voyeurismo: es un “mirón”, aunque no estrictamente del tipo sexual (esto no es un spoiler, que conste; el dato ya sale en la solapa del libro… y en el primer capítulo). El triángulo amoroso degenera en un cuadrilátero (deforme, eso sí) y hasta en un pentágono. Y entre el elenco de personajes nos encontramos un despliegue de trastornos psicológicos: desde la obsesión enfermiza y la depresión nerviosa a la sociopatía y el sadismo compulsivo… Para acabar todos envueltos en una espiral claustrofóbica que no afloja hasta el final de la historia. Una historia poco apta para espíritus impresionables, me temo.
Sin olvidar, además, que todo ello tiene como trasfondo el que creo es el gran tema de los libros de Highsmith: el recelo hacia los demás. O si lo prefieren, el imposible equilibrio entre confianza y desconfianza que debería regir las relaciones entre las personas, pero que, de manera inevitable, siempre acaba decantándose hacia esta última actitud (de hecho, en sus novelas quien se confía suele acabar malparado). Ciertamente, no era muy optimista con respecto a su prójimo, la Highsmith... ¿Sería por eso tan buena escritora? Al menos, de novelas así de inquietantes...
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El grito de la lechuza [texto impreso] / Patricia Highsmith, Autor . - Buenos Aires : Orbis, 1983 . - 316p. ISBN : 978-950-614-189-9 Idioma : Español ( spa)
Resumen: |
Un hombre solitario conoce a una chica por la que experimenta una singular atracción. La chica ya tiene una relación con otro joven, pero como, sin embargo, no está segura de sus sentimientos hacia él, se acaba conformando entre ellos un peculiar triángulo amoroso. Con este manido argumento, se pueden escribir (y de hecho, se escriben) infinidad de novelas románticas. Si las ambientas en la campiña inglesa de comienzos del XIX y cuidas un poco la prosa, te sale una de Jane Austen. Si la llenas de highlanders cachotas y erotismo softcore, una de Monica McCarty, la reina de este subgénero. Y si los protagonistas son adolescentes cursis, que colocan candados en los puentes para inmortalizar su amor, marchando una de Federico Moccia… No, espera, que los personajes de El grito de la lechuza tienen tendencias depresivas e impulsos suicidas… No problem: entonces tienes una novela de Murakami. Que la chica se llame Naoko, Kokoro o algo parecido y solucionado.
Ay, amigos, pero no olvidemos que ésta es una novela de Patricia Highsmith, con lo que la cosa siempre es más complicada o, mejor dicho, más retorcida. Para empezar, el protagonista conoce a la chica porque ésta es el objeto de su voyeurismo: es un “mirón”, aunque no estrictamente del tipo sexual (esto no es un spoiler, que conste; el dato ya sale en la solapa del libro… y en el primer capítulo). El triángulo amoroso degenera en un cuadrilátero (deforme, eso sí) y hasta en un pentágono. Y entre el elenco de personajes nos encontramos un despliegue de trastornos psicológicos: desde la obsesión enfermiza y la depresión nerviosa a la sociopatía y el sadismo compulsivo… Para acabar todos envueltos en una espiral claustrofóbica que no afloja hasta el final de la historia. Una historia poco apta para espíritus impresionables, me temo.
Sin olvidar, además, que todo ello tiene como trasfondo el que creo es el gran tema de los libros de Highsmith: el recelo hacia los demás. O si lo prefieren, el imposible equilibrio entre confianza y desconfianza que debería regir las relaciones entre las personas, pero que, de manera inevitable, siempre acaba decantándose hacia esta última actitud (de hecho, en sus novelas quien se confía suele acabar malparado). Ciertamente, no era muy optimista con respecto a su prójimo, la Highsmith... ¿Sería por eso tan buena escritora? Al menos, de novelas así de inquietantes...
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